es la hora de dar rumbo
a mi existencia;
estoy a punto para
descubrir un nuevo camino;
no me sirve, Señor, el
vivir en eterna encrucijada.
Estoy ante ti abierto
como la playa al mar;
estoy en busca de tus
pasos, de tus huellas;
quiero dejar atrás mis
caminos y entrar por “tus caminos”;
quiero decir sí al plan
de Dios para los sueños de mi vida.
Aquí estoy, Señor, como
Pablo en el camino de Damasco;
y te digo sin rodeos:
Señor, ¿qué quieres que haga?
Aquí estoy, Señor, como
Samuel en la noche
y te digo: “Habla, que
tu siervo te escucha”.
Aquí estoy, Señor, como
María cuando era joven
y te digo: “He aquí la
esclava; que se haga según tu Palabra”.
Aquí estoy, Señor, con
un corazón disponible como el tuyo
y te digo: “Quiero hacer
tu voluntad”.
Señor, ¿qué quieres de mi? ¿Qué me pides?
Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?
Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que
realice?
Señor, ¿a qué me llamas? ¿Por dónde quieres que
camine?
Señor, ¿cómo estar seguro de tus caminos en mi
vida?
Señor, ¿cómo sé yo que es eso lo que deseas de mí y
no otra cosa?
Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que me haces?
Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás?
Señor, ¿cómo comprometerme si no estoy plenamente
seguro
Preguntas, Señor,
siempre preguntas.
¿Cómo saldré de la duda?
Yo quiero tener claro
cada paso del camino.
Soy calculador, Señor, y
no me gusta arriesgar nada.
Yo quiero tener mis
seguridades y tengo miedo a lo imprevisible.
Yo quiero dar respuesta,
pero desde una fe razonada.
A fin de cuentas: ¿Te
busco o me busco, Señor?
¿Pongo los ojos en ti o me miro a mí?
¿Son tus intereses los que busco o sólo los míos?
¿Estoy disponible ante ti?
Quiero, Señor Jesús, salir de esta confusión en que
vivo.
Quiero, Señor Jesús, escucharte y dar respuesta a
tu llamada.
Quiero, Señor Jesús, dejar todo, quedarme libre
para seguirte.
Quiero, Señor Jesús, arriesgar mi camino con el
tuyo.
Quiero, Señor Jesús, dejar mis miedos, dar paso a
mi fe de joven.
Quiero, Señor Jesús, fiarme de tu plan porque me
amas.
Yo sé que me has mirado, que has puesto tus ojos en
mí.
Yo sé que me quieres para ser servidor de tu Reino.
Yo sé que me das la fuerza de tu Espíritu para ser
enviado.
Yo sé que es posible realizar tu plan y ser feliz.
Señor, quiero hacer de tu Persona y tu Evangelio
el Proyecto de vida que dé sentido a mi existencia.
Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario