En la Iglesia somos un Instituto Secular masculino compuesto por
fieles laicos, llamados por el Espíritu Santo a seguir a Cristo en la
Secularidad Consagrada Salesiana. Asumimos la profesión de los Consejos
Evangélicos de castidad, pobreza y obediencia para tender a la perfección de la
caridad al estilo de Don Bosco sin habitar en una casa religiosa y formarse en
un seminario, sino desde nuestra propia situación de laicos en el mundo Somos
laicos que Dios consagra en la Iglesia para el mundo, no olvidamos ni el mundo
por Dios, ni a Dios por el mundo.
Nos comprometemos a vivir los consejos evangélicos para vivir
como Cristo, un amor casto, pobre y obediente, testimoniando así una libertad
donada de total entrega al Reino según la espiritualidad salesiana, no nos
identifica ningún signo externo. Somos testigos de un Dios que está vivo y que
recorre los caminos de los hombres.
Rector Mayor de la comunidad salesiana 1977 a 1995 Nativo
de la Lombardía, pero profundamente arraigado en la cultura latino-americana
por su larga permanencia en Chile (1939-1971). Fuertemente enraizado en
tradiciones culturales significativas y en una buena escuela teológica (de la
que también fue profesor), tomó parte en el Concilio Vaticano II como perito,
aportando juntamente con el rigor científico las experiencias pastorales y
educativas vividas más allá del océano. Como Superior General de una importante
institución religiosa y de otras numerosas “agrupaciones” unidas a ella, estuvo
particularmente atento a los problemas del mundo y del Tercer Mundo.
Compartió
sistemáticamente el Pan del Concilio con sus hermanos, mediante “cartas” bien
precisas, formuladas como propuestas de vida (en la Iglesia y para la Iglesia
con el carisma de Don Bosco).
Se
mantuvo actualizado gracias a su participación en las asambleas eclesiales más
significativas, de Medellín a Puebla, y en Roma en varios Sínodos, y como
Presidente de la Unión de los Superiores Generales (USG). El Papa Juan Pablo II
lo designó, junto con otros dos Superiores Generales (el benedictino y el jesuita),
miembro del Sínodo extraordinario en el XX aniversario del Concilio.
Por éstas y otras notables experiencias y benemerencias, el
rectorado de Don E. Viganò fue acentuando en la Familia Salesiana aquel
“sentire cum Ecclesia" y aquella fidelidad al Papa que en Don Bosco fueron
notas características e imprescindibles, mientras llevan adelante - sobre el
parámetro eclesial - el “aggiornamento” "en fidelidad" al que está
llamada la Familia Salesiana en los umbrales del Dos mil.
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