sábado, 11 de febrero de 2012

La Virgen en el Oratorio...


“Yo soy la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc. 1, 38) Estas palabras de María nos deja al descubierto el SÍ que ella dio. Un SÍ que debe ir renovándose cada día. Un SÍ que se renueva frente a su familia, frente a José, su esposo, frente a su comunidad de Nazaret, frente al pueblo judío y, por último, frente a la humanidad.
Sin importar las dificultades que ese SÍ traería a su vida, ella se mantuvo firme y se volvía más fuerte y contundente. Su amor a Dios la llevó a asumir el compromiso de ser la Madre de Jesús con todo lo que eso implicaría.
Es ella quien nos abre las puertas de la salvación. Es por ella que podemos conocer al Emmanuel, al Dios con nosotros. Por ella, nos llega la salvación.
Nuestra vida se fundamenta en el SÍ de María y la vida de don Bosco y la del Oratorio, también, encuentra su fundamento allí.
En el sueño de los nueve años, María se le es dada a Juanito como maestra, como maestra de salvación. Pero la salvación comienza aceptando el plan de Dios en nuestra vida. Ésta es la primera enseñanza que le dará la Virgen a Juan. Le enseñará a decir SÍ al plan de Dios en su vida. Ella le dirá a Juan como hizo en otro tiempo en la boda de Caná a los sirvientes: “Hagan lo que Él les diga.” Ella nunca abandonará a Juan. Siempre estará a su lado alentándolo a creer y a seguir adelante, pese a las adversidades.
En el primer sueño de Juanito se cumple lo que vivió el apóstol Juan en el monte Calvario cuando Jesús le dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dijo a su discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.” (Jn. 20, 26-27) Desde aquel sueño Juanito recibió a María como madre. Jesús repetía ese gesto de dar a su madre como don, pero esta vez a un niño.
Ahora, le tocará a María mostrarle a Juan cuál es el camino por el cual deberá conducir a los jóvenes a la salvación. Y este camino tiene un nombre y un estilo propio: Oratorio.
El Oratorio tiene una definición muy sencilla que nos puede ayudar mucho: oratorio es un lugar de oración. Pero qué es la oración, es un encuentro con Dios. Entonces, el Oratorio es un lugar donde me encuentro con Dios que es Padre, con Jesús nuestro hermano por medio del Espíritu que inflama nuestro corazón de alegría y con María, nuestra madre. Todo lo que don Bosco hizo por sus jóvenes tiene como fin último el encuentro con Dios. Por eso, tiene sentido el deporte, el estudio, las amistades, el trabajo, etc.
Don Bosco, guiado por María, descubre algo nuevo en el Oratorio. Algo nuevo está surgiendo que no se puede ni evitar ni ocultar: El espíritu de familia, don maravilloso de Dios. En esto se cumple la Palabra de Jesús: “… El que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.” (Mc. 3, 35) El espíritu de familia vivido en el Oratorio de Valdocco fue fruto de cumplir la voluntad de Dios. ¡Qué maravilloso es ver a tantos jóvenes cumpliendo la voluntad de Dios! Es por ellos que existe el espíritu de familia en nuestros oratorios.  
En todo esto estuvo la Virgen y sin ella nada se hubiese hecho. Es María quien nos enseña a cumplir la voluntad de Dios y es ella quien intercede por nosotros cada día.

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